Hace poco... me llegó un encargo. ¡¡¡¡Ilustrar un cuento en unas zapatillas!!!!! Ahí os dejo el resultado.... y el cuento.
EL ARMARIO DE LAURA
A Laura le encantaba su armario. El armario de Laura era
muy, muy antiguo, era especial, mágico, tenía ese familiar olor a…ese color
tan…los pomos como dos…era tal como se lo imaginaba. Pero lo mejor estaba
dentro, allí todo era de diferente manera, nada era lo que parecía y todo
parecía lo que no era. El tiempo se veía ilustrado en mil colores y el espacio
pasaba muy lentamente…tal y cómo se lo imaginaba. A Laura le encantaban los
armarios. Desde muy pequeña ya se fijaba en ellos y se imaginaba que cosas habría
dentro…el armario de su abuela era azul turquesa, ya desgastado por el tiempo
dejaba ver en sus laterales huecos de madera descorchados, seguro que tendría
perfumes, una bandeja con té y pastas, un precioso traje de baile con floreados
ribetes…el armario de su tío, negro como el carbón y brillante como la plata,
con dos pomos rojos enormes, era enorme! Y estaría lleno de viejas cintas de
película, alguna cámara y…bolsas de gominolas!!! Hacia donde podrían llevarte
esos armarios, cuantos viajes esconden?... a que fantásticos lugares?... que
fantásticas historias!!! Pero a Laura le encantaba su armario. Algo mágico
escondía, nunca sabía que podía encontrarse dentro, cada noche era distinta,
cada noche una historia, cada noche un cuento…una noche entró en el armario y
de pronto, al cerrar la puerta comenzó a oír un suave temblor, dentro de un
cajón, fue hacia él y a medida que se acercaba este parecía moverse y saltar
con más rapidez, no podía aguantar más su curiosidad y abrió el cajón de
golpe…de golpe algo salió volando con fuerza, eran dos guantes verdes y
amarillos, volaban sin sentido, unidos por las muñecas y dándose contra el
techo y las perchas, de pronto se lanzaron hacía Laura y comenzaron a
pellizcarla el pelo, intentó quitárselos de encima a manotazos pero unos viejos
guantes de invierno que le habían regalado las pasadas navidades comenzaron a
palmear en el cajón, eran grises, con las muñecas azules, y muy grandes.
Salieron disparados hacía Laura y consiguieron cogerla de una mano, mientras
intentaba sacudirse los guantes, los otros cogieron su otra mano y comenzaron a
volar hacia arriba, una vez pasadas las perchas todo el techo parecía inmenso
de un rojo anaranjado, sin fondo, sólo se veía en el horizonte una delgada
línea púrpura, cuando miró hacia abajo todo era azul verdoso, era un mar de
seda que se mecía a cámara lenta, por un momento creyó que todo iba a cámara
lenta, no se oía nada, absolutamente nada excepto el revolotear de los guantes.
De repente pareció todo detenerse por un instante y…comenzaron a caer en picado
a una velocidad terrible! Girando y dando vueltas sin parar…sin saber cómo,
todo se detuvo de nuevo, notó el suelo en sus pies, la arena en sus pies, era
una orilla, una inmensa orilla de color rojo anaranjado, el mar era casi
plateado y el oleaje producía un leve silbido…casi como una nota musical, y el
cielo parecía estar pintado con carboncillo verde azulado. Los guantes se
alejaban pero a medida que se alejaban se hacían más y más grandes, hasta
llenar todo el cielo de colores y texturas diferentes. Laura se tumbó y la arena que tenía a su alrededor tomó la
forma de su cuerpo dejando que se hundiera unos centímetros. Entre la arena que
acariciaba con sus manos encontró una concha, era dura, violeta oscuro, la alzó
para poder verla y el cielo cambió a su paso, volvió a pasar la concha y el
cielo cambió de nuevo, había encontrado el carboncillo para pintar el cielo,
empezó pintando animales y paisajes, y acabó pintando las formas más imposibles
que le eran posibles…así pintando en el cielo…se quedó dormida…
Una noche fue muy divertida…al oscurecer, cuando todos
dormían, se levantó, abrió el armario y al entrar…cayó…si cayó…cayó al vacío,
por el vacío, no había nada, solo oscuridad, gritaba pero no oía su propia voz,
no se oía nada, entonces le pareció ver algo al fondo, como una rama, era verde
y gruesa, podría agarrarse a ella! A medida que se acercaba comenzaba a ver en
ella una forma rara para ser una rama, empezaba a ser más grande y cuando por
fín llegó casi a su altura vió que se trataba de una serpiente!!! Una serpiente
con forma de bufanda!!! Una bufanda verde con ribetes rojos!!!
Le sonrió!!!
Y!!! Plfffffff!!!… De pronto estaba dentro del agua dando vueltas entre la
espuma, desconcertada…todo era lento, todo se movía en armonía, el agua estaba
fresca pero no fría, miró hacia arriba y no vio superficie por ningún lado pero
al mirar hacia abajo…había arrecifes de coral dibujados a rayas y ballenas a
cuadros rojos y negros. Había estrellas de mar de lana y hasta un caballito de
mar amarillo! Podía respirar debajo del agua y nadar como vuelan los pájaros,
estuvo toda la noche volando dentro del mar, dejándose sorprender por todas
aquellas maravillas que iba encontrando por el camino, sabiendo que lo más
maravilloso de todo, es que no existe destino… así, cansada, se dejó caer al
fondo mientras observaba como un banco de peces la contaba una historia
adquiriendo formas encantadoras, un pulpo de un blanco marfil la arropo con sus
mangas…así, soñando…se quedó dormida.
Otra noche, al abrir el armario se quedó fascinada, todo el
cielo nocturno se abría ante sus ojos, en toda su inmensidad, podía apreciar
cada estrella, cada una de los millones que había!!! Había cientos de planetas,
grandes, pequeños, simpáticos, aburridos, silenciosos, musicales… Nebulosas que
volaban en todas direcciones… cientos de estrellas fugaces pasaban y detrás de
ellas corrían lagartijas minúsculas intentando cogerlas, era muy divertido…Hacía
mucho frío por lo que cogió una cazadora muy grande, blanca, que colgaba de un
cometa y se la puso, pasó una estrella fugaz cerca de ella y al intentar
moverla se dio cuenta de que el suelo pesaba mucho…o era ella…era polvo, polvo
gris, con todas sus fuerzas dio un paso y la huella se quedó marcada
profundamente. Miró a su alrededor, era un desierto, gris, donde las dunas se
confundían con olas gigantes que brillaban de tal manera que parecía que se
movían de verdad. Sin duda estaba en la Luna. Y sin duda ese astronauta que
veía a lo lejos estaba recogiendo piedras y diamantes lunares.
El suelo estaba
lleno de diamantes, algunos tan grandes que habían hecho un agujero, la Luna
estaba llena de agujeros, aunque algunos, los más pequeños estaban hechos por
una especie de topo redondito de color rosa que vive bajo la Luna. Andaba con
dificultad, pero como todos saben lo mejor para ir por la Luna es ir dando
saltos, así que saltaba de un sitio para otro, cada vez más alto, más fuerte,
hasta que dio un salto tan alto que se elevó en el espacio, tan alto que ya
todo se veía muy, muy pequeñito y a medida que subía sentía más calor, de
camino, encontró una nube y se tumbó en ella mientras observaba como la Luna
cada vez se hacía mas y mas pequeña…así, mirando a la Luna…se quedó dormida.
Cada noche una historia, cada noche un cuento…hasta que un
día…
Ya todos estaban acostados, como de costumbre, Laura se
levantó a emprender un nuevo viaje y se dirigió hacia el armario con ese
particular cosquilleo en los pies que le producía la ilusión de encontrarse con
sorprendentes maravillas… Abrió el armario y algo se movió con rapidez pero…lo
único que vio fue…unas zapatillas!!! El armario estaba como siempre, con la
misma ropa colgada, los mismos cajones, el mismo color, nada había cambiado
excepto las zapatillas, unas zapatillas normales, de bota, completamente
blancas…pensó, por supuesto, que debía ponerse las zapatillas, serían
mágicas!!! Rápidamente salió del armario, pues no podía ponérselas dentro al
ser del mismo tamaño que siempre, se sentó en la cama y se las puso. Se
levantó! Y!... Nada… seguía en su habitación, nada había cambiado, todo era muy
extraño por lo normal que era, el reloj daba su hora, todo era normal. Tendré
que moverme…pensó, pero nada, ando por todo su cuarto, corrió, saltó!!! Y nada…
Entrando en el armario!!! Si!!! Entro en el armario a toda prisa y!… se dio un
golpe contra el fondo…nada había cambiado…bueno…ahora tenía un chichón en la
cabeza… como podía ser posible? Por qué no ocurría nada? Porqué todo era
normal? Que significan esas zapatillas? Eran el fin? El fin del cuento?...el
destino del viaje?...Entró una y otra vez en el armario, de todas las formas
posibles pero nada cambiaba…todo había cambiado. Se sentó a pensar en la cama,
pero por más vueltas que le daba no lograba saber que pasaba, el armario no era
el mismo, no era distinto, no era diferente, por un momento sintió que ya no
quería a su armario…ya no era su armario…no quería verlo más, no quería verlo!
No lo volvería a abrir!!! Nunca!!! Cerró el armario y abrió la ventana, dio un
pequeño salto hasta el césped y salió corriendo…era de noche, el bosque estaba
oscuro pero corrió y corrió sin saber hacia dónde mientras los ojos se le
llenaban de lágrimas y el corazón de rabia…llegó a un árbol enorme, gigantesco,
que se abría hasta el cielo con cientos de ramas. Dejó de correr, se sentó,
estaba agotada, casi sin aliento, y no se quitaba de la cabeza por qué el
armario no había hecho nada…por qué se habían acabado los cuentos. El árbol
estaba lleno de musgo y éstos al haber recibido durante el día los rayos del
sol mantenían cierto calor que sofocaba el frío de la noche. Entonces comenzó a
escuchar algo…era un revoloteo…miró hacia arriba y vio un precioso pájaro verde
con la cola amarilla, parecía que estaba despertando, de pronto un ruido que
provenía de la maleza asustó al pájaro y este hecho a volar…algo se escondía en
la maleza, algo se movía, era gris, pero no supo lo que era hasta que vio dos
ojos enormes, azules que le miraban fijamente. Del susto, Laura salió corriendo
de nuevo, asustó a la lechuza y la lechuza hecho a volar. Al cabo de un rato
corriendo decidió parar…el suelo estaba lleno de barro, las blancas zapatillas
ahora estaban llenas de barro por abajo, un barro marrón anaranjado. Intentó
sacudirse el barro pero este solo saltaba de un lado a otro, intentó pegarlo en
el suelo pero sólo conseguía tener más barro y…figuras, dibujar figuras en el suelo, formas…animales…un caballito
de mar??!!! No podía detenerse a jugar, tenía que quitarse ese barro antes de
volver a casa. Siguió caminando hasta encontrar el viejo lago, allí podría
limpiarse el barro. Paso por el puente de madera, cada vez más quebradizo por
el tiempo, atravesó el jardín, donde vio a un anciano que recogía lentamente
unos frutos del suelo, y llegó a una especie de puerto. No se oía nada…por un
momento se olvido de su armario y respiro…olía a humedad y a… a hierba húmeda,
el agua era azul verdosa y se movía lentamente, el oleaje era plateado, le
pareció ver una ballena al fondo pero era tan leve el movimiento que podría ser
una ola…cerca de allí pasaba una mariposa azul y amarilla y tras ella corría
una lagartija, era verde, cuando la lagartija estaba a punto de coger a la
mariposa, se cayó en el agua al haber tropezado con un agujero cercano a la
orilla, de un topo quizás. Cuando la lagartija entró en el agua…todo se
revolucionó, decenas de sapos que aguardaban escondidos en las orillas saltaron
al unísono creando miles de ondas de miles de tamaños, pero no sólo estaban
escondidos los sapos, una serpiente verde, con rayas rojas en la cola salió de
su escondite y entró veloz en un agujero, un salmón dorado saltó del agua en
una pirueta imposible…hasta le pareció ver una estrella fugaz reflejada en el
agua, tras un rato todo se calmó de nuevo y pudo observar con asombro como una
nube negra y densa que parecía un… barco de vapor, que no había percibido, se
abrió dejando ver una luna llena como nunca antes había visto, en todo su
esplendor. Ésta se reflejaba en el agua, pintándola de plata y bailando en
círculo. Cuando alzó la vista para verla le pareció más grande que nunca…podía
verse perfectamente, su brillo, su contorno iluminado, sus cráteres, sus
imperfecciones…era perfecta, era distinta…era la misma de siempre? y a su
alrededor…miles de estrellas…grandes, pequeñas, simpáticas…aburridas?...
Tenía
que volver a casa… Sabía perfectamente el camino y gracias a la luna llena
podía verse con relativa facilidad. De camino a casa iba mirando al suelo y a
sus zapatillas, no sólo no se había limpiado el barro, sino que ahora además
estaban manchadas de verde por la hierba húmeda y tenía gotas de colores
repartidas por todas ellas. Que desastre, no sólo no eran mágicas sino que
ahora además estaban sucias y destrozadas. Llegó a casa y entró a su habitación
por la ventana. Vio el armario, su armario…casi se había olvidado de él…su
armario, un armario que desde hoy sólo guardaría ropa. En la habitación todo
seguía igual…pero…el armario tenía una puerta medio abierta y ella recordaba
haberlo cerrado por completo…da igual…ya no es su armario…Se sentó en la cama y
se quitó las zapatillas…estaban manchadas de una forma muy rara…parecían formas
sin…forma…y a la luz…parecían que cambiaban de color… Tenía sueño. Estaban sucias…
y no servían para nada! Cogió las zapatillas, las tiró dentro del armario y
cerró la puerta. Se fue a la ventana y antes de cerrarla echó un último vistazo
al cielo…la luna seguía brillando con fuerza, y aún podían verse algunas
estrellas…incluso le pareció ver una estrella fugaz…por un momento se paró el
tiempo…suspiró…y cerró la ventana. Se tumbó en la cama, triste, confusa,
pensando en todo lo que había pasado, en lo rápido que había pasado, pero en
realidad no había pasado nada…eso era lo raro…todo era normal, excepto… quizás
esas zapatillas siempre estuvieron ahí o quizás fuese un regalo olvidado…el
cansancio empezó a apoderarse de ella…cerró los ojos y…comenzó a escuchar un
suave revoloteo…lejos…cerca…era una mariposa, azul y amarilla, como la que
había visto hace un rato en el lago…volaba en círculos encima de la cama…que
raro…la habría seguido…hacía un suave sonido con las alas…el cansancio…
entonces la mariposa se dirigió al armario...sueño…y entró por una pequeña
abertura…aún podía escuchar ese revoloteo, tenía sueño, ese martilleo, mucho
sueño, ese tintineo… y así, escuchando a una mariposa…se quedó dormida.
Al día siguiente, al despertar no
recordaba nada de lo que había sucedido. Y así fue durante todo el día hasta
que llegó la noche. Una vez en la cama comenzó a recordar, recordaba una
mariposa…una mariposa en la habitación…amarilla? Si! Y un martilleo! No! Un
tintineo! Antes…no pasó nada…el armario…la ventana…aventuras? estaba muy
confusa. Se levantó, se dirigió al armario, lo abrió y…todo estaba donde
debería estar, los guantes en el cajón, los vestidos en las perchas, las bufandas
colgadas, las zapatillas en…las zapatillas? Unas zapatillas blancas! No
estaban, no había zapatillas. No había mariposa. No había aventuras…todo fue un
sueño. Aunque parecía tan real… Era un armario…normal…pero era su armario y a
Laura le encantaba su armario…y le encantaba soñar… Miró a la ventana, hacia la
Luna, pensando que un día, de alguna manera estuvo saltando por ella
persiguiendo estrellas fugaces…era hermosa, ahora tan lejos…quería verla más de
cerca, pensó que desde el lago podría verse perfectamente reflejada en el agua.
Abrió la ventana y de un pequeño salto llego al césped, miró por última vez su
armario, echó a correr y…comenzó otra historia…
…y no se dio cuenta de que las zapatillas…sí
estaban…y contaban su historia… como un cuento. Y como un cuento, las
zapatillas estaban en la estantería de los cuentos, justo en frente del
armario, entre dos grandes libros de color ocre. Las manchas habían adquirido
formas y colores e ilustraban todas las aventuras que Laura había vivido a
través del armario. De algún modo, era cierto, el armario era mágico, la
ventana era mágica, son puertas a historias, aventuras y cuentos, solamente hay
que abrirlas. Sin saberlo, fueron las zapatillas las que hicieron posible sus
sueños llevándola lo más cerca de ellos como le era imposible y son ellas las
que cuentan su historia, dejando señales, pintando huellas…caminando, creando,
avanzando, soñando… Sí, eran unas zapatillas mágicas… Eran un cuento, un cuento
donde nada es lo que parece y todo parece lo que no es… su cuento…
…cuentan que existen duendes
zapateros…que viven en los armarios…y que fabrican los zapatos de las Hadas… pero…
eso es otro cuento… o no?
Cuento escrito por Fernando Ibañez
Ilustraciones "Condoszapatos"